miércoles, 23 de noviembre de 2011

Epílogo: Perspectivas del pasado, presente y futuro


   A lo largo de este recorrido, creo que hemos analizado, resaltado y experimentado varios aspectos muy interesantes de la tecnología en general y de su relación con los procesos de enseñanza y aprendizaje. Esta serie de encuentros (posts, entradas, como quieran llamarlos) no pretendieron ser exhaustivos, sino más bien disparadores o generadores de ideas, imágenes, perspectivas. Y no sólo para los lectores sino también para mí mismo. Me tomo la última libertad: haré una recapitulación metacognitiva.

   Para empezar a hablar de la relación entre la tecnología y la educación, me pareció oportuno primero analizar qué tipo de conexión existe entre el desarrollo de tecnologías y los procesos de enseñanza y aprendizaje. Siempre sostengo que un buen análisis se inicia en los aspectos más elementales, aquellos que parecen simples u obvios. No es que pretenda una completitud matemática, sino que suele suceder que los disparadores más profundos y enriquecedores se encuentran allí. La idea o concepto que uno tenga sobre cada uno de estos elementos influirá inexorablemente en todo argumento posterior sobre ellos. Sucede, por ejemplo, que tras estas últimas décadas de exponencial avance uno se queda con la imagen de que el término "tecnología" se refiere sólo a veloces procesadores, pantallas táctiles y aulas virtuales. No olvidemos que una rueda, un molino, una tiza y un pizarrón también son tecnologías. Esto nos ayuda además a recordar que son medios o entornos, y no fines en sí mismos, como señala Edith Litwin (2005) al destacar su utilidad para motivar, mostrar, reorganizar, ilustrar.

   El océano de información fue otro de los escenarios centrales de mi recorrido. Todos somos conscientes de la abrumadora cantidad de datos, aquel "diluvio" al que alude Hans Rosling (2010), a partir del cual tenemos que crear un camino con sentido. ¿Pero con qué estrategias contamos para evitar ese naufragio cognitivo del que nos alerta Carina Lion (2006)? Hemos destacado la importancia de saber utilizar inteligentemente las estrategias de búsqueda y de desarrollar los criterios que nos permitirán navegar con destreza. En este contexto de la Sociedad de la Información, en donde resaltan las características apuntadas por Raúl Trejo Delarbre (2001) como la omnipresencia y la velocidad, se redefinen ciertos aspectos del aprendizaje y por ende el rol del docente en el proceso de enseñanza. Ahora más que nunca es un guía y facilitador.

   La cartografía provisoria realizada por Romaní y Kuklinski (2007) me vino como anillo al dedo para describir parte (sólo parte) de la enorme marea de herramientas y espacios que nos encontramos en la llamada Web 2.0. La obsolescencia terminológica planificada resulta un concepto preciso para marcar la constante mutación de las nuevas tecnologías. Existen muchas más aplicaciones en Internet de las que podemos conocer, y día a día surgen novedosos proyectos en la web. Como docentes, debemos ser capaces de rescatar aquellas que podamos emplear creativamente dentro de propuestas didácticas potentes, a la vez que las aprovechamos y difundimos para nuestra práctica académica y profesional.


   Hemos visto también que junto al desarrollo de las nuevas tecnologías emerge una filosofía colaborativa que, aunque no es nueva, se presenta hoy más que nunca iluminando formas de aprender, enseñar, investigar y construir que involucran el aporte mancomunado de muchos grupos de trabajo. Se desafía así la más tradicional forma competitiva de desarrollo, demostrando que hay grandes logros cuando se comparte y se potencia el conocimiento en conjunto.

   Como una de las características que resaltan en la web, se encuentra la hipertextualidad que vertiginosamente conecta dando significado a los conceptos. Como plantean Burbules y Callister (2001), esta ruptura de la linealidad tampoco es una innovación de los textos que encontramos en Internet, pero sí es cierto que la velocidad de edición y redefinición en la web les da un protagonismo particular. Asimismo, esto nos permite diferenciar el rol de navegador, el de usuario y el de hiperlector. Hemos aprendido que cada uno de nosotros se comporta como uno u otro según nuestro objetivo de búsqueda y nuestro dominio del campo en el que sondeamos. Esto es importante tenerlo en cuenta cuando planificamos estrategias de enseñanza que tienen como entorno o generador el océano virtual de información.

   El aprendizaje ubicuo señalado por Nicholas Burbules se destaca hoy en día en todo su esplendor. Tomé el caso de los videojuegos no sólo por experiencia personal, sino también porque han sido tomados como base de propuestas didácticas innovadoras en la actualidad, y porque demuestran que hay aquí un núcleo de análisis fundamental: el aprendizaje lúdico. Esto se refleja en la utilización de simulaciones y, en los últimos años, de entornos virtuales interactivos como la iniciativa Immerse Education, el MissionMaker y el Krucible.

   Empecé con el ejemplo de un juego de mesa como el ajedrez y de allí pasé a casos modernos de los videojuegos, incluso algunos sencillos en su planteo. Gonzalo Frasca (2011) realiza un recorrido similar partiendo del Risk (conocido como TEG en Argentina) y pasando a ejemplos como el reciente Plants vs Zombies. Suzanne De Castell (2011) rescata al juego como la actividad durante la cual la inteligencia está trabajando con máxima productividad, y redefine esta cualidad como adverbio de la atención.

   La tecnología educativa es a la vez herramienta y entorno. Nosotros como docentes somos partícipes de su mutación e innovación, lo cual nos redefine continuamente las oportunidades y responsabilidades de nuestro rol como guías y facilitadores. Los barcos necesitan capitanes, pero no debemos olvidar que sus tripulaciones deben poder prescindir de ellos cuando estén listos. Para ese entonces el océano ya habrá mutado muchas veces. Nuestros alumnos necesitan criterios, estrategias, valores y principios para desenvolverse tanto solos como colaborativamente en el futuro.

   En este proceso enriquecedor que nos relaciona con las tecnologías, los docentes también aprendemos mucho, lo cual nos recuerda que la enseñanza es y será siempre recíproca.

   En estas experiencias y experimentos...

   The cake is NOT a lie!

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