miércoles, 16 de noviembre de 2011

Aprendiendo en el marco del entretenimiento (Level 1)


   En muchas ocasiones vemos al aprendizaje como el resultado de un serio ritual de concentración y estudio, sobre todo en el marco de la educación formal. Pero esta visión es rápidamente desafiada y derrotada si pensamos en todos aquellos entornos en los que experimentamos un aprendizaje significativo a lo largo de la vida. Este solo ejercicio abre un vasto terreno fértil para reflexionar sobre las múltiples maneras en que adquirimos conocimientos y construimos nuestra propia comprensión del mundo.

   Incluso diversos ámbitos de entretenimiento pueden dejar un residuo cognitivo considerable aun sin que nos demos cuenta. Esto es particularmente interesante, porque muchas veces sucede que una actividad que no fue originalmente creada con el objetivo de enseñar, termina generando imágenes potentes en forma no intencionada (para bien o para mal). Irónicamente, con frecuencia su efectividad termina siendo mayor que la de la didáctica planificada. Estas actividades, en principio recreativas, son a veces tomadas como base de propuestas y estrategias pedagógicas innovadoras con el fin de encauzar estos aprendizajes y explotar sus efectos positivos en el marco de la educación formal.

   Pensemos por ejemplo en el ajedrez. Como uno de los juegos de estrategia más maravillosos que han existido, no sólo ha sido escenario de grandes partidas en el marco de la competencia y la recreación desde hace siglos, sino también un entorno didáctico a lo largo del siglo XX. En muchas oportunidades se ha discutido, con idas y venidas, la incorporación del juego-rey en el curriculum escolar de los niveles primario y secundario. Incluso se ha llevado a cabo en diversas instituciones educativas alrededor del mundo, si bien en alguna ocasión del pasado tuvo un fin político (como en la URSS durante la Guerra Fría). En cualquier caso, se reconoce la profundidad que puede entrañar un contexto lúdico cuando se analizan los criterios y habilidades que desarrollan los jugadores de ajedrez, al planear y ejecutar sus estrategias sobre el tablero. Y lo que es más interesante, el planteo y las reglas son simples.


   Con escepticismo uno podría preguntarse cuán significativo es el aprendizaje logrado, siendo que uno no va por la vida moviendo reina y alfiles para hacerle jaque mate a un rey oponente. Ocurre que muchos de los principios estratégicos y criterios de análisis son extrapolables, tanto a cuestiones de la vida cotidiana como al ejercicio de una profesión. "A veces menos es más". "La amenaza puede ser más fuerte que su ejecución". "Una mejor posición estratégica supera una desventaja material". Estos son sólo algunos ejemplos del residuo cognitivo que nos transmite la práctica de este juego, a veces en forma subconsciente. Más allá del caso del ajedrez no debemos olvidar que la matemática, ciencia del razonamiento, tiene una rama exclusivamente dedicada a la Teoría de Juegos, en la que se plantean y analizan estas ideas que relacionan escenarios lúdicos con oportunidades de aprender, enseñar, representar.

   Con el surgimiento y desarrollo de las nuevas tecnologías, los entornos de entretenimiento han tomado la forma de los videojuegos, cuyo origen se remonta a la década de 1970 cuando se hizo popular el histórico Pong. La industria de los videojuegos comenzó a crecer en forma exponencial, y hoy en día se encuentra entre las más exitosas.


   La variedad de géneros e ideas en este ámbito es ya tan amplia como en otras artes como el cine y la música. Aun así, "jugar a los jueguitos" ha sido una actividad clásicamente subestimada como un culto al sedentarismo y una pérdida de tiempo. Ya hay en lo primero una contradicción: ¿cuánto menos sedentario es leer Rosaura a las diez o ver Casablanca que acomodar las piezas en el Tetris?

   ¿Y puede ser el mundo de los videojuegos una oportunidad más para el desarrollo de criterios, estrategias y habilidades al igual que otros escenarios lúdicos? ¿Será éste también uno de los entornos por los que Burbules habla del aprendizaje ubicuo? Yo creo que sí, sin duda alguna.

   Entonces, ¿qué relación hay entre el constructivismo y un plomero saltando sobre tortugas y sorteando obstáculos para rescatar a una princesa de un elusivo antagonista? ¿Cuál es el residuo cognitivo luego de ser partícipe de un enfrentamiento entre Templarios y Asesinos? ¿Cómo puede la simpleza del Braid enriquecer nuestro ingenio al darnos la posibilidad de manejar el tiempo para resolver puzzles plataformeros?

   Estos serán asuntos del próximo nivel.

   Thank you, but our princess is in another castle!


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