lunes, 7 de noviembre de 2011

La hipertextualidad del aprendizaje


   La linealidad es un camino fácil y útil para recopilar datos o llevar a cabo un procedimiento, pero no sirve para comprender y mucho menos para crear algo nuevo. Si tenemos en cuenta la teoría constructivista del aprendizaje, esto se hace aún más evidente. La comprensión se va construyendo a medida que los conocimientos adquiridos se conectan con los previos, a la vez que se deconstruyen conexiones anteriores en función de un nuevo entendimiento. Este andamiaje dinámico no puede ser compatible con la linealidad.

   Las nuevas tecnologías han provocado (a esta altura, ya no tenemos dudas de que son muy provocadoras!) que este hecho emerja a la superficie a través de los llamados hipertextos. Este tipo de textos, a través de su no-linealidad, permiten una personalización del recorrido de lectura que cambia el significado de las relaciones (links) elegidos continuamente por el lector. Este último, por ende, se vuelve partícipe de alguna manera de la autoría argumentativa del hipertexto. Naturalmente, esto deja en claro las interesantes características de esta nueva forma de relato: la ruptura parcial de las relaciones jerárquicas entre los argumentos, la dualidad del rol autor-lector, las ideas implícitas que se transmiten cuando se conectan los conceptos de una forma determinada.


    Como señalan Burbules y Callister (2001), este fenómeno no es nuevo. En cierta forma, todo texto es un hipertexto, aún cuando el autor lo haya organizado en forma lineal. Después de todo, es el lector quien tiene la posibilidad de abandonar en cualquier momento el cuerpo central y volcar sus ideas, interpretaciones e intereses hacia un camino secundario (por ejemplo, consultando la referencia bibliográfica de una nota al pie, o haciendo aclaraciones propias en los márgenes). Lo que hacen las nuevas tecnologías es simplemente propiciar esta hipertextualidad, haciéndola en principio más accesible e inmediata de la misma forma en que, como vimos en otra oportunidad, propicia la construcción colaborativa del conocimiento.

   Esta hipertextualidad implica repensar los procesos de escritura y de lectura, ya que el autor de un hipertexto debe tener en cuenta hoy en día más que nunca el rol activo del lector. El equilibrio justo entre una conexión de conceptos prestablecida para complacer a navegadores y usuarios, y una flexibilidad suficiente para satisfacer a hiperlectores, es difícil de lograr.



   Asimismo, las implicancias que ello entraña para el aprendizaje y la enseñanza son también dignas de analizar. Si bien un hipertexto puede mostrar una compatibilidad maravillosa con el constructivismo, también es cierto que presenta mayores riesgos de naufragio cognitivo para los más principiantes. Eso a su vez significa que el rol de los docentes como facilitadores debe ser dinámico y versátil, de tal forma de guiar el proceso de hiperlectura en un principio y soltarlo paulatinamente a medida que el aprendiz adquiere los criterios de navegación y construcción de conexiones hipertextuales. Otro equilibrio análogo al anterior, difícil de lograr.

   A no desesperar! Ya tendremos oportunidad en un próximo encuentro de ejemplificar entornos en donde estos equlibrios se han alcanzado. El aprendizaje ubicuo en todo su esplendor...

   Patience.

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